En 2018 The Anglogalician era algo a lo que oponerse. Hoy ya no es siquiera una ideología, sino lo único que existe, algo que casi llevamos en la sangre.
En 2018 aún existía la historia, los lugares a los que llegar, el relato de otras posibilidades. Hoy vivimos en un presente continuo donde el pasado solo es comercio de la nostalgia y el futuro una imagen de síntesis.
Por eso deben leer los blogs anglogaliciosos no como un homenaje, una reivindicación o una acusación, sino como el testimonio de que las cosas pudieron ser de otra forma, como el documento de que de hecho lo fueron durante unos años de locura.
Y entender las razones por las cuales, desde 2018, os Porcos Bravos ya no juegan contra los stags de Sheffield
Sabemos cómo acaba la historia, lo cual no la hace menos dura.